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En estos días nuestro párroco viajó a reunirse con su generación de ordenación sacerdotal, al estar próximos a cumplir 50 años de sacerdocio, acompañemos al padre Roberto, con la siguiente oración:
Gracias, Señor, porque nos has dado un párroco.
Gracias, Señor, por haberle dado el valor de seguirte hasta el sacrificio.
Danme, Señor, la gracia de comprenderlo, de perdonarlo cuando caiga, de ayudarlo con mis oraciones y mi amistad.
Sabemos, Señor, que tus sacerdotes no son perfectos, pero si lo fueran, ¿podrían entender nuestras debilidades?
Ellos son hijos de nuestra tierra, con todas las limitaciones humanas, pero con todos los poderes del cielo.
Bendice, Señor, a todos tus sacerdotes, especialmente a anuestro párroco, para que todos los días nos traiga el pan del cielo de la comunión y podamos encontrar en él un padre comprensivo y amable, que nos aconseje y nos guíe por el camino del bien.
Señor, bendice y protege a tus sacerdotes, a tus párrocos, a nuestro párroco. Es, a veces, fácil criticarlos. Nos olvidamos que deben acompañarnos, aunque se sientan solos; que deben consolarnos, aunque estén tristes.
Señor, enséñanos a comprender a nuestros sacerdotes, enséñanos a amarlos y a ayudarlos en sus penas y dificultades y haz que encuentren muchos imitadores tuyos entre nosotros, en nuestra parroquia y en nuestra gran ciudad.
Bendice abundantemente, Señor, a nuestro párroco.
Amén.