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Apreciados amigos,
Ya la Cuaresma, llega a su fin. Este domingo, Domingo de Ramos, se inicia la Semana Santa. Una semana muy especial para todos los cristianos. Caminamos junto al Señor en su camino al Calvario, su muerte y su Resurrección.
Los invito de manera especial para el Jueves Santo a la Cena del Señor, a las 20.00hrs. Y luego a acompañar al Señor en su dolor el día Viernes Santo en el retiro en la mañana y luego en la liturgia a las 17.00hrs. Después de ésta, caminaremos por las calles de la Parroquia rezando el Vía Crucis. Culminamos estas celebraciones con la Vigilia Pascual, el Sábado Santo a las 20.00hrs.
Durante estos días podríamos meditar este soneto atribuido a muchos autores entre ellos Juan de Ávila y Santa Teresa de Jesús.
No me mueve, mi Dios, para quererte
el Cielo que me tienes prometido
ni me mueve el Infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor. Muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas, y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera Cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera Infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Nunca el amor a Cristo crucificado había alcanzado tal grado de pureza e intensidad en la sensibilidad de la expresión poética. En fechas en que la superficialidad cifra en el temor al destino dudoso del hombre en el más allá, la moción de la piedad popular, este poeta acierta a olvidar premios y castigos para suscitar un amor que, por verdadero, no necesita del acicate del correctivo interesado, sino que nace limpio y hondo de la dolorosa contemplación del martirio con que Cristo rescata al hombre. Esa es la única razón eficaz que puede mover a apartarse de la ingratitud del ultraje a quien llega a amarnos de manera tan extrema.
Les deseo una Santa Semana. Ojalá podamos hacer silencio en nuestro interior y en nuestro entorno y así dejar hablar al Señor, que siempre no dice algo cuando dejamos que nos susurre palabras de vida eterna. Silencio, respeto, recogimiento, oración, meditación, silencio…AMOR.
Los saluda y bendice en la caridad de Cristo Misionero, su párroco,
Roberto Espejo Fuenzalida, Pbro.