Apreciados amigos,

En el Evangelio de Mateo, en el capítulo 7, versículo 7, leemos: “pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá…”, son las palabras de Jesús invitándonos a orar, a pedir con sencillez y confianza a nuestro Padre. Pedir como un niño a su papá. Tenemos la certeza de que recibiremos lo que pedimos. Sin embargo, es necesario saber esperar y mirar con los ojos de la fe, para ver que muchas veces recibimos lo que pedimos, pero de un modo distinto al que esperábamos- ciertamente mucho mejor- porque es conforme a la voluntad del Padre y no conforme a nuestro capricho o deseo.

¿Por qué escribo estos pensamientos?  Estamos prontos a celebrar un año más de nuestra Patria. Debemos estar agradecidos por el terruño que el Señor nos dio. Aquí hemos nacido, nos hemos desarrollado, nos realizamos como personas y contribuimos con nuestro trabajo para hacer de nuestro País, un país noble y grande.

Es de importancia vital rezar por nuestro Chile. Rezar en torno a las tantas problemáticas que hoy nos afectan: conflictos en la educación, en y con el pueblo mapuche, abusos de poder, de conciencia y sexual a niños y niñas inocentes. Sabemos que a esta problemática se añaden otros conflictos sociales: salud, vivienda, educación, transporte, iglesia, etc. Como hombres y mujeres de fe, sintiéndonos profundamente conmovidos ante esta realidad, queremos hacer oración para pedirle al Señor que crezca la Justicia y la Paz.

Tenemos que ser un país de hermanos. Tiene que reinar el amor en nuestro querido Chile. Cuando falta el amor es cuando no es posible gobernar en igualdad y derecho; es por falta de Dios en nuestra realidad que nos creemos superiores a los demás.

Los invito a rezar:

Señor y Padre nuestro, nos acogemos a la fuerza que sale de tu Corazón para fortalecernos en la Fe y la Confianza. Anhelamos un país más justo, donde el pobre y el que sufre, los niños, los jóvenes y los ancianos, cada mujer y cada hombre tengan un lugar especial. Deseamos que nuestro Chile sea, en verdad, una mesa para todos. Rechazamos toda forma de discriminación y de abuso de poder y por eso hoy, como pueblo creyente y agradecido, te decimos: TE NECESITAMOS, SEÑOR. Necesitamos que te hagas presente en el corazón de nuestros gobernantes.  Hazte presente en nuestros Pastores. Bendice a quienes tienen la hermosa misión de educar, para que puedan entregar las virtudes y valores del Evangelio a nuestros niños y jóvenes. Ayuda y conforta a todos los migrantes que han llegado a nuestro territorio. No permitas que sus niños sean separados de sus padres. Mueve nuestros corazones a ayudarlos y fortalecerlos en los difíciles momentos en que viven.

Señor, quédate en nuestro corazón y ven a nuestras familias, que seamos capaces de reconocerte presente en nuestros hermanos y busquemos cada día la felicidad de tu presencia.  

Señor Bendice nuestra Patria. Amén.

Les deseo hermosos días patrios y que Cristo, Misionero del Padre, renueve nuestro amor por Chile, por la Iglesia y por todos los que nos aman.

Los bendice, su párroco,
Roberto Espejo Fuenzalida, Pbro.