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Durante el Adviento hemos llamado a Dios pidiéndole que nos envíe a su Hijo. Lo necesitamos. Es absolutamente necesario que esté entre nosotros, ya que no siempre sabemos cuidarnos, amarnos, acogernos. Ven, Señor Jesús, que demasiadas veces el egoísmo nos ha alejado a unos de otros. Ven, que nos falta tu luz cuando caminamos a oscuras. Ven, ya que sin ti andamos huérfanos.
Y Dios, como buen papá, escuchó nuestro angustiado grito. Y envió a su muy amado y único Hijo. Y fue de manera especial. Primero seleccionó entre todas las mujeres del mundo a una y la hizo nacer sin culpa y le dio el privilegio de concebir manteniendo su virginidad, por obra del Espíritu Santo. Le dio por esposo a un varón justo, descendiente del rey David, llamado José, quien conociendo esta situación la acepto como esposa. Los hizo caminar hasta Belén, estando ella pronto a dar a luz.
En una noche fría de invierno, en Belén, se juntaron muchos caminos. A una cuadra, fuera de la posada y del refugio llegó una pareja joven. Ella había dicho “Hágase” sin dudar ante lo que Dios le pedía. El cielo se llenó de alegría y era tanta que los ángeles cantaron y alabaron a Dios. Fue tal la alegría del cielo que incluso se escuchó en la tierra y unos pastores escucharon en la oscura noche:
“Gloria a Dios en el cielo y Paz a los hombres de buena voluntad”
También se les comunicó, a través de una estrella a unos sabios del Oriente, que como buenos sabios, buscaban respuestas a sus inquietudes.
Y todo eso hace más de dos mil años. Hoy lo recordamos y nos alegramos por el Dios con nosotros, y por eso, compartimos la alegría saludándonos unos a otros con un Feliz Navidad, e incluso a algunos les damos regalos.
Alegrémonos con el Señor. Nuevamente les digo, alegrémonos, porque Dios en su Hijo nos ha visitado y se ha quedado para siempre entre nosotros.
FELIZ NAVIDAD QUERIDOS AMIGOS Y FELIGRESES DE NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES – LOS CASTAÑOS, su parroquia.
Un abrazo grande. Rezo por ustedes, recen también ustedes por mí.
Roberto Espejo Fuenzalida Pbro.