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Apreciados amigos,
Estamos en noviembre y en el Mes de María todo católico se alegra de poder estar un mes alabando a la Mamá de Jesús "Todo resuena con tu nombre y tu alabanza". Rezamos también: "En este mes bendito, procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad... y con tu auxilio llegaremos a ser puros, humildes, caritativos y esperanzados”. Es un propósito maravilloso que nos obligará a recapacitar y a trabajar por conseguirlo.
Nuestra mamita del cielo ciertamente estará muy contenta con este empeño nuestro. Y todo ello porque María es la representación del amor infinito. Por eso este mes nos invita a pensar seriamente cómo hoy tratamos al prójimo, al que sufre, a nuestras mamás, a nuestras esposas, a tantas Marías que conocemos y que nos muestran con su vida, que son siervas del Señor.
Otra cosa que nos muestra la Virgen, para nuestra edificación y esfuerzo, es su silencio. Se trata de un silencio interior, sin el cual es difícil hacer oración. Este silencio nos resulta difícil porque somos buenos para hablar, estamos dispersos, distraídos con mil preocupaciones que, generalmente son sin importancia.
La Madre de Dios es profundamente silenciosa porque es humilde.
Como podemos ver, con un mes tratanto de imitar a la Virgen, quedaremos cortos. Toda nuestra vida es ir asemejándonos a la Madre de nuestro Señor.
Les deseo todo lo mejor y que el Señor los bendiga en este Mes dedicado a su Mamá.
En la caridad de Cristo misionero les saluda su párroco y amigo,
Roberto Espejo Fuenzalida, Pbro.