Queridos amigos,

Enseñar al que no sabe es una de las Obras de Misericordia Espirituales, que por su valor es muy importante para todos y cada uno de nosotros. Corresponde a la necesidad y al derecho de todos a conocer la verdad y a vivir con sabiduría. Es llevar buena luz a donde hay oscuridad. Por ello es tan importante la educación para llegar a tener los conocimientos, los criterios, la mentalidad y las actitudes que favorezcan el desarrollo integral personal y comunitario. En muchos hermanos nos espera Jesús para que enseñemos al que no sabe.

Al despedirse de nosotros, el día de su Ascensión al cielo, Jesús nos envía para que enseñemos la Buena Noticia, para que lo demos a conocer. Todos somos discípulos misioneros de Jesús. Cada uno, en el ambiente que le toca vivir, da igual la edad que tenga, debe procurar que las personas conozcan, amen y sirvan al Señor. Nadie puede desligarse de esa obligación.

Muy necesario es, en primer lugar, formarse uno mismo. Nunca uno termina de aprender. Conocer a Jesús es un pozo inagotable que nunca se va a secar, porque la sabiduría de esa Agua Viva que es El, siempre podremos beberla, en toda nuestra vida. Quien más conoce a Jesús, mejor lo entrega, mejor lo enseña, mejor lo vive.

Al campo de enseñar comprende muchos contenidos que se toman de las ciencias humanas y de otras fuentes que enseñan a vivir con sabiduría. Dentro de todo esto, una tarea fundamental es enseñar nuestra fe, evangelizar. En este campo podemos hacer mucho. Que esta obra de misericordia, enseñar al que no sabe, nos ayude a crecer en la auténtica sabiduría del Señor.

Tal vez alguno me preguntará: ¿dónde? ¿cuándo? y ¿cómo?  Si quieres ser misericordioso con el que no sabe, ya encontrarás la respuesta, inspirado por el Espíritu Santo.

En el año de la misericordia, un cordial saludo para todos y cada uno de ustedes.

Roberto Espejo Fuenzalida
Párroco