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Apreciados amigos,
Con marzo nuevamente y con gran alegría iniciamos las muchas actividades de este nuevo año pastoral. También en nuestra parroquia hay y habrá muchas de ellas. Iniciemos este mes pidiéndole al Señor que nos ilumine con su Santo Espíritu.
Aprovechando esta tribuna, quisiera entregarles un pensamiento que creo es de mucha importancia: es importantísimo para nuestro crecimiento espiritual la Formación.
La misma formación humana, si se desarrolla en el contexto de la antropología que abarca toda la verdad sobre el hombre, se abre y se completa en la formación espiritual. Todo hombre creado por Dios y redimido con la sangre de Cristo, está llamado a ser regenerado "por el agua y el Espíritu" (Juan 3,5) y a ser "hijo en el Hijo".
De esta exigencia religiosa fundamental e irrenunciable arranca y se desarrolla el proceso educativo de una vida espiritual entendida como relación y comunión con Dios. Es una formación común a todos los fieles, pero que requiere ser estructurada según los significados y características de cada persona en su compromiso y caminar con Cristo.
Se requiere ante todo, el valor y la exigencia de vivir íntimamente unidos a Jesús. La unión con el Señor Jesús, fundada en el Bautismo y alimentada en la Eucaristía, exige que sea expresada en la vida de cada día, renovándose radicalmente.
Todo crecimiento está comprometido a la madurez de la persona. Nuestra parroquia ofrece a todos los feligreses una variada gama de crecimiento espiritual. Tenemos distintas pastorales e invitaciones a charlas, cursos, conferencias, talleres, lectio divina, preparación a los distintos sacramentos, la santa Misa diaria, confesiones, adoración al Santísimo los días jueves, diferentes grupos de oración, ayuda fraterna, scouts, etc.
Los feligresen pueden acceder a todo tipo de formación y si alguno nos sugiere alguna otra instancia nos empeñaremos por traerla a la Parroquia.
¿Qué nos pide el Señor? Que aprendamos, que lo conozcamos, que entremos en el misterio profundo de su amor. Sabemos que es muy difícil, si no imposible, amar a quien no se conoce. Por lo tanto nuestra vida espiritual, que debe ser una vida de amor a Dios y al prójimo, sólo crecerá y madurará en la medida que conozcamos más y más a nuestro gran Maestro y Señor, Jesús.
Bueno, les deseo todo lo mejor, especialmente una gran cercanía con el Señor.
Los bendice quien los aprecia y quiere, su amigo,
Roberto Espejo Fuenzalida Pbro.
Párroco