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Queridos amigos,
Como reflexión para este mes de mayo quiero entregarles unos pensamientos del texto del Evangelio del domingo pasado (30 de abril), tercer después de Pascua.
• El evangelio de Lucas, en el capítulo 23 nos trae el episodio tan conocido de Jesús con los discípulos de Emaús. Lucas escribe en los años 80 para las comunidades de Grecia que en su mayoría eran paganos convertidos. Los años 60 y 70 habían sido muy difíciles. Hubo la gran persecución de Nerón, en el 64. Seis años después, en el 70, Jerusalén fue totalmente destruida por los romanos. En el 72, en Massada, en el desierto de Judá, fue la masacre de los últimos judíos revoltosos. En esos años, todos los apóstoles, testigos de la resurrección, fueron desapareciendo. El cansancio se va imponiendo a lo largo del camino. ¿Dónde encontrar la fuerza y el valor para no desanimarse? ¿Cómo descubrir la presencia de Jesús en esta situación tan difícil? La narración de Jesús con los discípulos de Emaús trata de ser una respuesta a estas preguntas angustiantes. Lucas quiere enseñar a las comunidades cómo interpretar la Escritura para poder redescubrir la presencia de Jesús resucitado en la vida.
• Miremos la realidad. Jesús encuentra a dos amigos en una situación de miedo y de falta de fe. Las fuerzas de la muerte, la cruz, habían matado en ellos la esperanza. Era la situación de mucha gente en tiempo de Lucas y sigue siendo la situación de mucha gente hoy. Jesús se acerca y camina con ellos, escucha, habla y pregunta: "¿De qué están hablando?" La imagen de Jesús que se habían hecho, les impedía ver. "Nosotros esperábamos que sería él el que iba a liberar…, pero...". ¿Cuál es hoy la conversación del que sufre, del desanimado?.
• Abramos la Biblia para iluminar la vida. Jesús usa la Biblia y la historia del pueblo de Dios para iluminar el problema que hacía sufrir a los dos amigos, y para aclarar la situación que ellos estaban viviendo. La usa, asimismo, para situarlos dentro del proyecto de Dios que venía de Moisés y de los profetas. Y así les muestra que la historia no se había escapado de la mano de Dios. Jesús usa la Biblia no como uno que lo sabe todo, sino como un compañero que va a ayudar a los amigos para que recuerden lo que habían olvidado. Jesús procura despertar en ellos la memoria: “Cuánto les cuesta creer todo lo que dijeronn los profetas.”
Nuestra tarea será con la ayuda de la Biblia, ayudar a las personas a descubrir la sabiduría que ya existe dentro de las mismas, y transformar la cruz, señal de la muerte, en señal de vida y de esperanza. Aquello que a Cleofás y al otro les impedía caminar, se vuelve ahora fuerza y luz en el caminar. ¿Cómo hacer esto hoy?
Miremos a la comunidad. La Biblia, de por sí, no abre los ojos. Apenas hace arder el corazón. Lo que abre los ojos y hace ver, es la fracción del pan, el gesto comunitario del compartir, rezar juntos, la celebración de la cena. En el momento en que los dos reconocen a Jesús, ellos renacen y Jesús desaparece. Jesús no se adueña del caminar de los amigos. No es paternalista. Resucitados, los discípulos son capaces de caminar, de correr, con sus propios pies.
Entonces, sepamos crear un ambiente de fe y de fraternidad, de celebración y de compartir, donde pueda actuar el Espíritu Santo. Es él quien nos hace descubrir y experimentar la Palabra de Dios en la vida y nos lleva a entender el sentido de las palabras de Jesús (Jn 14,26; 16,13).
El resultado: Resucitar y volver a Jerusalén. Los dos recobran valor y vuelven a Jerusalén, donde continuaban activas las mismas fuerzas de muerte que habían matado a Jesús y que habían matado en ellos la esperanza. Pero ahora ha cambiado todo. Si Jesús está vivo, entonces en él y con él hay un poder más fuerte que el poder que le mató. Esta experiencia ¡los hace resucitar! ¡Realmente todo cambió! ¡Valor, en vez de miedo! ¡Retorno, en vez de ida! ¡Fe, en vez de falta de fe! Esperanza, ¡en vez de desesperación! Conciencia crítica, ¡en vez de fatalismo frente al poder! Libertad, ¡en vez de opresión! En una palabra: ¡vida, en vez de muerte! ¡En vez de la mala noticia de la muerte de Jesús, la Buena Nueva de su Resurrección! ¡Los dos experimentarán la vida, y vida en abundancia! (Jn 10,10). ¡Señal del Espíritu de Jesús actuando en ellos!
Queridos amigos, ¡cuántos de nosotros, decepcionados, hemos vueltos a Emaús!
Que Jesús Resucitado no sea un mero concepto, una frágil noticia. Sea una profunda convicción. En este mes de Mayo vivamos la Resurrección de Cristo. Estamos en un maravilloso tiempo post-pascual
Les deseo abundantes bendiciones del Señor Resucitado.
Los saluda, quien los quiere y aprecia, su párroco,
Roberto Espejo Fuenzalida, Pbro.