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Fiestas muy antiguas y en algunos lugares del mundo, muy populares. Son ellas la Natividad de la Virgen el día 8; el Dulce nombre de María, el día 12; Nuestra Señora de los Dolores, el día 15; y Nuestra Señora de la Merced, el día 24. Las dos primeras fechas son para conmemorar aspectos más íntimos de su existencia: su nacimiento y su nombre. Y las otras dos, denotan la participación de la Virgen en la corredención junto a la Cruz del Señor, y su maternal cuidado con quienes están en las cárceles.
No obstante, lo anterior, también hay otras fiestas dedicadas a la Virgen que tal vez son menos conocidas. Se trata de devociones circunscritas a ciudades o países, pero no por eso menos importantes, como la fiesta de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, y Nuestra Señora de Regla venerada en España, en la provincia de Cádiz, Andalucía. Luego tenemos el día 11, Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela, considerada la segunda aparición más importante del continente americano después de la Virgen de Guadalupe. Y finalmente, el día 25, la fiesta de Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás venerada en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, a 240 kilómetros de Buenos Aires, Argentina. Como ven, todo un mes lleno de fiestas a Nuestra Señora. Paso ahora a hablar un poco más en profundidad de las cuatro primeras.
Natividad de la Santísima Virgen. 08 de septiembre. Desde hace mucho tiempo se tienen noticias de esta fiesta en Oriente en el siglo VI y luego en la Iglesia Universal en el VII. Esta festividad, en la que se conmemora el nacimiento de la que habría de ser Madre de Dios, y también nuestra Madre, está llena de alegría. Su advenimiento al mundo es el anuncio de la ya muy cercana Redención. Muchos pueblos y ciudades, bajo diversas advocaciones, celebran en esta fecha a su correspondiente Patrona.
Dulce nombre de María. 12 de septiembre. Esta fiesta recuerda que el evangelista San Lucas revela el nombre de la doncella que va a ser la Madre de Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María, traducido del hebreo "Miriam", significa Doncella, Señora, Princesa. En 1683, el Papa Inocencio XI declaró oficial una fiesta que se realizaba en el centro de España durante muchos años y que era la del "Dulce nombre de María". Se cuenta que la primera diócesis que celebró oficialmente la fiesta fue la de Cuenca. Pero, la onomástica del "Dulce nombre de María" tiene fecha propia, y es el 12 de septiembre. Es bueno saber que hay muchas "Marías" en España que celebran su fiesta durante este día y no el 15 de agosto.
Nuestra Señora de los Dolores. 15 de septiembre. Esta fiesta de la Virgen, inmediatamente después de la fiesta de la Exaltación de la Cruz el día 14, recuerda la especial unión y participación de María en el Sacrificio de su Hijo en el Calvario. La piedad cristiana ha meditado desde el principio los relatos que los Evangelios nos han transmitido sobre la presencia de Nuestra Señora junto a la Cruz de Jesús en su agonía. En el siglo XIV aparece ya la secuencia de la Misa Stabat Mater Dolorosa, de la que Lope de Vega hizo una traducción versificada al castellano. Esta traducción es la que se ha incluido en los textos litúrgicos oficiales. El Papa Pío VII, en el año 1814, extendió esta devoción a toda la Iglesia, y en 1912 San Pío X la fijó en esta fecha, 15 de septiembre, octava de la Natividad de la Santísima Virgen. En este día, la Señora nos enseña el valor de corredención que pueden tener nuestros dolores y sufrimientos en este mundo.
Nuestra Señora de la Merced. 24 de septiembre. Esta fecha conmemora la fundación de la Orden de los Mercedarios, dedicada en sus orígenes a la redención y atención de presos y cautivos. Cuenta una piadosa tradición que la Santísima Virgen se apareció en la misma noche al rey Jaime I de Aragón, a San Raimundo de Peñafort y a San Pedro Nolasco, pidiéndoles que instituyesen una Orden con el fin de liberar a los cristianos que habían caído en poder de los musulmanes. En recuerdo de este hecho se instaló esta fiesta, que el Papa Inocencio XII extendió a toda la Cristiandad en el siglo XVII. Tiene una Misa propia en las “Misas de la Virgen María”, publicadas por San Juan Pablo II. Es patrona de la ciudad de Barcelona, España.
No nos olvidemos de estas hermosas fiestas de Nuestra Madre, las cuales, además, coinciden con la primavera chilena, y envuelven y acompañan a nuestras Fiestas Patrias, dándoles un sentido más cristiano y mariano. Así, miraremos más a María en septiembre para que Ella también nos mire y nos ayude. Así le rezaba el Padre Hurtado: “Madre, si tú no me miras, Jesús que tiene sus ojitos clavados en los tuyos, no me mirará. Si tú me miras, Él seguirá tu mirada y me verá (…) Me llenará de su amor y de tu amor y trabajaré mucho por Él y por Ti, haré que todos te amen y amándote se salvarán. ¡Madre! ¡Y solo con que me mires!”.
Nepomuceno